8 de septiembre de 2010

Por fin... entrada.

Sólo estaba esperando al día clave. Y ese no es otro que hoy.
A las 12.00 de la mañana he recibido la llamada que estaba esperando. Ya tenía ciertas noticias de que esa llamada iba a llegar de un momento a otro. Pero realmente la esperaba desde hace mas de semana y media.
El caso es que tan sólo me han dicho una frase: "Lunes 13, a las 9:30".
Esa es la citación a la que tengo que ir. Muy sencillo. Una llamada corta, y sin más datos que ése. Pero la cara de tonto que se te queda es mortal.
Y sí, empiezo el lunes. A trabajar de nuevo. Por fin... entrada... por fin trabajo. 4 meses de "vacaciones indefinidas", como he optado a llamar a lo que 4 millones de personas llaman "paro".
Pero ahora ya, trabajo. En la tele, de lo mío, y feliz.
No quiero contar más. Soy de la teoría de que siempre hay alguien, que incluso no concemos, que conspira contra nosotros. El típico atasco para no llegar, la típica lluvia en un día clave para hacer algo único, la típica llamada inoportuna en el momento inoportuno... Cantidad de ejemplos que hace que mires para arriba y digas: ¿por qué?
Así que prefiero que ese "alguien" no sepa dónde tengo que ir el lunes, para que no pueda encomendarse a nada y fastidiar este principio de algo que quiero se convierta en realidad.
Pero lo contaré. Lo contaré todo en el momento en que haga realidad el refrán de: los pájaros en la mano son los que no se te han escapao, los ciento volando sí. O algo parecido.
Porque ahora retomo el blog con ganas, porque ahora es cuando tengo cosas que contar.
Hoy y ayer... pero sobre todo cosas que contar a partir del lunes.
"El lunes 13 a las 9:30"... perfecto.
Madrugón... sí, pero perfecto...


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